¿Qué tan orgánica es la carne orgánica? Un vistazo a México, EE.UU. y Canadá

¿Qué tan orgánica es la carne orgánica? Un vistazo a México, EE.UU. y Canadá

Comparativa de Certificaciones Orgánicas de Carne de Res en México, EE.UU. y Canadá

Introducción

La carne orgánica de res se produce bajo estándares estrictos que garantizan que los animales se críen de forma natural, sin sustancias prohibidas y con prácticas sustentables. En esta comparativa se analizan tres esquemas de certificación orgánica de carne de res: México (bajo la Ley de Productos Orgánicos, administrada por SAGARPA/SENASICA), Estados Unidos (el estándar USDA Organic, bajo el Programa Nacional Orgánico del USDA) y Canadá (el Canadian Organic Regime o COR, supervisado por la CFIA). Se examinan los requisitos oficiales en cada país, el número de productores certificados y su evolución reciente, las diferencias en estándares clave (trazabilidad, alimentación, uso de antibióticos/hormonas, bienestar animal), las dificultades para obtener/mantener la certificación –especialmente en México–, y cuál país lidera en mejores prácticas. Los datos provienen de fuentes oficiales (SENASICA, USDA, CFIA) y reportes especializados, garantizando una visión actual y fundamentada.

Requisitos oficiales de certificación orgánica en cada país

México: Certificación orgánica SAGARPA/SENASICA (LPO)

En México, la producción orgánica se rige por la Ley de Productos Orgánicos (LPO) y sus reglamentos. La autoridad competente es SENASICA (órgano de SAGARPA), que aprueba organismos de certificación y vigila el cumplimiento de la ley. Para certificar una operación orgánica, el productor debe elaborar un Plan Orgánico detallado que cubra todas las etapas de producción (incluyendo manejo del ganado, origen de animales, alimentación, insumos permitidos, etc.). Además, se requiere cumplir un período de conversión: típicamente de hasta 3 años en el caso de tierras o pastizales que pasan de manejo convencional a orgánico (durante este tiempo no se puede comercializar el producto como orgánico). En producción pecuaria, los animales de abasto (carne) deben nacer y criarse bajo manejo orgánico desde el último tercio de gestación de la madre; es decir, las madres gestantes deben estar en sistema orgánico para que la cría pueda certificarse como orgánica al nacer. Todos los insumos (forrajes, granos, suplementos) usados en la alimentación deben ser 100% orgánicos y no estar genéticamente modificados (los transgénicos están prohibidos por la LPO). Asimismo, la normativa mexicana prohíbe el uso de agroquímicos sintéticos en pastos y cultivos forrajeros, restringe severamente los medicamentos veterinarios permitidos y exige un trato humanitario a los animales.

El proceso de certificación en México implica solicitar la inspección a un organismo de certificación aprobado y someterse a inspecciones anuales. Si todo está conforme a los Lineamientos para la Operación Orgánica (reglas detalladas publicadas en el Diario Oficial), el organismo emite el certificado orgánico, válido por un año y renovable tras nuevas inspecciones. SENASICA mantiene un padrón de productores orgánicos y realiza auditorías de seguimiento para asegurar la integridad del sello orgánico. Los productores certificados pueden usar el Distintivo Nacional “Orgánico SAGARPA México” en sus etiquetas, cumpliendo con las normas de etiquetado correspondientes.

Estados Unidos: Certificación 

USDA Organic (NOP)

En Estados Unidos, la certificación orgánica de productos agropecuarios (incluida la carne de res) se rige por el National Organic Program (NOP) del USDA, establecido por la Ley de Producción de Alimentos Orgánicos. Desde el año 2002, cualquier operación que comercialice productos como “orgánicos” debe estar certificada por una agencia acreditada por el USDA. Los requisitos clave para ganado de carne orgánico incluyen:

  • Alimentación 100% orgánica: El ganado debe alimentarse exclusivamente con forrajes, granos y pastos orgánicos. Esto implica que los pastizales y cultivos de los que se alimenta también estén certificados sin uso de pesticidas o fertilizantes sintéticos, y libres de transgénicos. Durante la época de pastoreo, los rumiantes deben pastar al menos 120 días y obtener un mínimo de 30% de su ingesta diaria del forraje en pasturas (regla de pastoreo del NOP). Fuera de la temporada de pastoreo, deben tener acceso diario al aire libre en la medida que el clima lo permita.

  • Prohibición de antibióticos y hormonas: Está terminantemente prohibido administrar antibióticos o hormonas de crecimiento a animales orgánicos para promover su engorda o prevenir enfermedades. Si un animal enferma, se le deben proporcionar tratamientos alternativos (medicina homeopática, fitoterapéutica, etc.). Si es indispensable usar un antibiótico para salvar la vida del animal, el productor puede administrarlo bajo supervisión veterinaria, pero entonces ese animal pierde definitivamente su estatus orgánico y sus productos no pueden venderse como orgánicos. Del mismo modo, el uso de hormonas sintéticas (por ejemplo, implantes anabólicos o clembuterol) está prohibido.

  • Bienestar animal y manejo: El USDA exige que los animales orgánicos tengan condiciones de vida que permitan sus comportamientos naturales: acceso al exterior y a pastizales, espacio suficiente, cama seca, sombra, etc. No se permite el confinamiento en corrales engorda intensivos sin acceso al exterior por largos periodos. Los estándares de salud y bienestar animal incluyen manejo humanitario (mínimo estrés en transporte y sacrificio) y prácticas como la prohibición de subproductos de origen animal en la alimentación. En resumen, “los animales criados orgánicamente deben cumplir estándares de salud y bienestar, no ser alimentados con antibióticos ni hormonas de crecimiento, alimentarse con 100% de alimento orgánico y tener acceso al aire libre”.

  • Trazabilidad y certificación: Cada animal o lote de animales orgánicos debe ser identificable y contar con registros que documenten su origen orgánico, su alimentación, tratamientos veterinarios y movimientos. Las operaciones llevan un Plan de Manejo Orgánico y registros detallados, que los inspectores revisan anualmente. Las agencias certificadoras en EE.UU. realizan inspecciones in situ y auditorías de trayectoria (trace-back) para asegurarse de que cualquier producto orgánico pueda rastrearse hasta su finca de origen. Solo operaciones con ventas menores a $5,000 dólares anuales están exentas de certificación obligatoria, pero igualmente deben cumplir los estándares si utilizan la palabra “orgánico” (sin el sello USDA).

Canadá:

Canadian Organic Regime (COR)

Canadá cuenta con un sistema nacional de certificación orgánica conocido como Canadian Organic Regime, implementado desde 2009. La normativa se basa en las Normas Nacionales de Canadá para la Agricultura Orgánica(CAN/CGSB 32.310-2020 y 32.311) y es regulada a nivel federal por la Canadian Food Inspection Agency (CFIA). Al igual que en EE.UU., solo productos certificados pueden llevar la etiqueta Canada Organic/Biologique.

Los requisitos para la carne de res orgánica en Canadá son muy similares a los de USDA (de hecho, Canadá y EE.UU. reconocen la equivalencia de sus estándares desde 2009 ). Algunos puntos clave:

  • Alimentación y pastoreo: El ganado debe alimentarse únicamente con insumos orgánicos. Se exige que los bovinos en pastoreo obtengan al menos 30% de su ingesta de forraje fresco en la temporada de pastoreo, calculado en base diaria (misma exigencia que el NOP de EE.UU.). Los forrajes conservados (heno, ensilaje) y concentrados también deben ser orgánicos certificados. Está prohibido el uso de organismos genéticamente modificados en cualquier etapa de la alimentación o crianza.

  • Antibióticos y medicamentos: La norma canadiense prohíbe el uso de antibióticos de rutina o como promotores de crecimiento en animales orgánicos. Solo se permite tratar con antibióticos u otros fármacos alopáticos en caso de enfermedad cuando los métodos naturales no funcionan, y si se recurre a ellos, el animal tratado debe ser removido del programa orgánico (no puede venderse como orgánico posteriormente). En la práctica, esto significa que el productor orgánico debe decidir entre el bienestar del animal (tratarlo aun si pierde la certificación) o mantener la certificación del hato –si un animal requiere medicamentos prohibidos, por bienestar se le trata pero entonces se comercializa fuera del mercado orgánico–. El uso de hormonas de crecimiento también está prohibido en el estándar canadiense, al igual que en los demás.

  • Bienestar y espacio vital: El estándar canadiense pone fuerte énfasis en asegurar condiciones de bienestar. Los animales deben tener acceso al exterior y pasturas siempre que el clima lo permita, y las instalaciones deben ofrecer espacio suficiente acorde al comportamiento natural de los bovinos, con áreas de descanso cómodas. Por ejemplo, se establecen densidades máximas y requisitos como un mínimo de 2.5 m² de área techada por vaca de >350 kg y 3.7 m² de área al aire libre por cada 100 kg de peso vivo, de modo que una vaca adulta disponga de ~10 m² de corral externo (estos parámetros son equivalentes a los de la normativa orgánica de la Unión Europea, que sirvió de base). Asimismo, las prácticas de manejo deben minimizar el estrés: está regulado el uso de aparatos eléctricos, la mutilación (descorne, castración) debe hacerse de manera humanitaria y solo si es imprescindible, etc.

  • Certificación y control: Las explotaciones orgánicas en Canadá pasan por una inspección anual por parte de organismos certificadores acreditados por la CFIA. Se revisa el Plan Orgánico, registros de alimentación, medicamentos, compras de insumos, etc. La trazabilidad es obligatoria: cada animal orgánico debe estar documentado desde su nacimiento o entrada al sistema orgánico. Gracias a la equivalencia con EE.UU., un producto certificado bajo el COR canadiense puede venderse como orgánico en EE.UU. y viceversa, sin requerir doble certificación . Desde 2023, Canadá y México también firmaron un acuerdo de equivalencia para reconocer mutuamente sus certificaciones orgánicas (aunque aplica principalmente a productos vegetales y procesados).

Resumen de requisitos clave por país: En la siguiente tabla se sintetizan algunos estándares fundamentales de la certificación orgánica de carne de res en los tres países:

Aspecto

México (LPO – SENASICA)

Estados Unidos (USDA NOP)

Canadá (COR – CFIA)

Agencia reguladora

Secretaría de Agricultura (SAGARPA) – SENASICA (desde 2013)

USDA (Departamento de Agricultura) – AMS/NOP (desde 2002)

CFIA (Agencia Canadiense de Inspección de Alimentos) (desde 2009)

Alimentación

100% forrajes y granos orgánicos; sin transgénicos; pastoreo obligatorio (dentro de la capacidad de agostadero). Periodo de conversión de 36 meses para tierras.

100% alimento orgánico; mín. 120 días de pastoreo/año con ≥30% dieta de pasto; no OGM. Pastos y forrajes con 3 años sin químicos antes de certificar.

100% alimento orgánico; ≥30%de ingesta diaria de pasto en época de pastoreo; sin OGM. Requiere conversión de 12 meses del ganado si era convencional.

Antibióticos

Prohibidos preventivamente. Solo tratamiento terapéutico en caso necesario, bajo control veterinario; máximo 1 tratamiento mayor al año, más de eso descalifica al animal/orgánico.

Prohibidos totalmente en animales cuyo producto se venda como orgánico. Cero tolerancia: si se aplica antibiótico, el animal pierde estatus orgánico.

Prohibidos rutinariamente. Solo permitidos para salvar la vida; el animal tratado se aparta de la operación orgánica (no se comercializa como orgánico).

Hormonas

Prohibidas hormonas de crecimiento y anabólicos (ej. implantes, clembuterol).

Prohibidas hormonas de crecimiento (incl. promotores como rBST en leche, implantes en engorda).

Prohibidas hormonas de crecimiento y promotores sintéticos.

Bienestar y pastura

Acceso al aire libreobligatorio; densidad máxima ~2 bovinos adultos/ha. Espacio mínimo en establo: ~5 m²/vaca; en potrero: ~7.5 m²/vaca. Manejo que evite estrés, con cuidados veterinarios obligatorios en enfermedad.

Acceso a pastizales mínimo 120 días al año; corral con salida al exterior el resto del tiempo. No confinamiento permanente en corrales de engorda. Debe proveer sombra, cama seca, espacio para moverse. Prácticas de manejo humanitario exigidas (transporte, sacrificio).

Acceso al exterior todo el año (salvo clima extremo); ≥120 díasde pastoreo con ≥30% dieta forraje fresco. Detalles específicos de espacio y alojamiento en norma (similares a México). Enfoque fuerte en bienestar (trato humanitario, minimizar estrés).

 

Número de productores certificados y evolución (últimos 5 años)

El alcance de la producción orgánica de carne de res varía enormemente entre los tres países. A continuación, se presentan las cifras de productores/unidades de producción de res orgánica certificada en cada país y su evolución reciente:

  • México: La ganadería orgánica certificada es muy reducida. De acuerdo con datos oficiales, en 2023 había únicamente 12 productores de ganado bovino certificados orgánicos en México. Este número, aunque marginal, muestra un incremento respecto a años previos: en 2020 se reportaban solo 5 productores de res orgánica, subiendo a 9 en 2021 y 15 en 2022. Es decir, el sector creció hasta 3 veces entre 2020 y 2022, pero sigue siendo incipiente y de hecho hubo una ligera contracción en 2023. En contraste, el país cuenta con decenas de miles de productores orgánicos certificados en otros rubros –en 2023 sumaban más de 46,000 productores orgánicos en total, principalmente en café, miel y cultivos–, lo que resalta que la participación de la carne de res es casi insignificante. De hecho, dentro del rubro pecuario orgánico mexicano, el 99% de los productores son apicultores (miel), quedando el resto (menos del 1%) repartido entre aves de corral, ganado bovino y otras especies. Esta baja adopción sugiere que la producción de carne de res orgánica enfrenta más desafíos en México (como se discutirá más adelante).

  • Estados Unidos: EE.UU. posee el mercado de orgánicos más grande del mundo, pero en el contexto de la carne de res orgánica, el número de operaciones sigue siendo relativamente pequeño en términos absolutos. Según datos de 2019 (Organic Survey del USDA), había alrededor de 41,780 vacas de carne certificadas orgánicas en el país, distribuidas en unos 650 ranchos de ganado de carne orgánico (estimación basada en encuestas). Esta cifra creció aproximadamente un 17% desde 2016, reflejando una tendencia al alza moderada. Para ponerlo en contexto, existen cientos de miles de ranchos ganaderos en EE.UU.; por tanto, las operaciones orgánicas de res representan menos del 1% del total de productores de res. Sin embargo, el número absoluto de granjas orgánicas (de todos los tipos) es muy significativo y ha ido en aumento: en 2021 había más de 17,400 operaciones orgánicas certificadas en el país, lo que incluye agricultura, ganadería, procesamiento, etc. (un aumento de ~5% respecto a 2019). Dentro de ese universo, los productores dedicados a ganadería de carne son una pequeña fracción. Vale mencionar que en algunos estados ganaderos la adopción es mayor: por ejemplo, Iowa registró 26 granjas de res orgánica en 2019, situándose entre los estados líderes y esa cifra por sí sola representaba ~4% de todas las operaciones de res orgánica del país. Esto sugiere que la distribución no es uniforme, con cierta concentración en estados como Nueva York, California, Vermont, Pensilvania e Iowa, que juntos abarcan buena parte de los ranchos orgánicos de res.

  • Canadá: En Canadá la producción de carne orgánica de res también constituye un nicho, aunque ligeramente más desarrollado, proporcionalmente, que en México o EE.UU. Según el Censo Agropecuario de 2021, 974 granjas de ganado de carne (de un total de ~60,700 granjas de res) reportaron algún nivel de producción orgánica . Esto equivale al 1.6% de las operaciones de bovino de carne en Canadá, de las cuales aproximadamente 4.3% en la provincia de Quebec son orgánicas certificadas (Quebec destaca con la mayor proporción). Del total nacional, alrededor de 1.5% eran granjas ya certificadas orgánicas y 0.1% adicionales estaban en transición en 2021 . La cantidad de explotaciones orgánicas de res mostró un crecimiento significativo: se incrementó en +24% entre 2016 y 2021 . En números absolutos, unas 190 granjas de res convencionales hicieron la conversión a orgánico en ese periodo. En cuanto al peso dentro del sector orgánico canadiense, Canadá contaba con cerca de 7,200 granjas orgánicas certificadas en total (todas las producciones) hacia 2021, de modo que esas ~974 granjas de res orgánica constituyen alrededor del 13% de las operaciones orgánicas del país. Esto indica que, si bien el tamañodel sector es pequeño, la ganadería de res orgánica tiene una presencia proporcional mayor en Canadá que en EE.UU. o México (donde es <1% de sus sectores orgánicos).

Para visualizar estas diferencias, a continuación se presenta una tabla comparativa de la cantidad de productores de carne de res orgánica y su evolución:

País

Productores de carne de res orgánica (año reciente)

Evolución (aprox. últimos 5 años)

Operaciones orgánicas totales (año)

México

12 productores (2023) (ganado bovino)5 en 2020; 15 en 2022.

+140% (de 5 a 12 entre 2020–2023). Aún <0.1% de ganaderos.

~46,000 productores orgánicos en todos los rubros (2023); principalmente café y miel.

EE.UU.

~650 ranchos de res orgánica (2019) (estimado a partir de encuestas).

+17% (incremento entre 2016–2019). Representa <0.5% de ranchos ganaderos del país.

~17,445 operaciones orgánicas certificadas totales (2021) (agrícola, ganadero, etc.).

Canadá

974 granjas con producción de res orgánica (2021) (1.6% de granjas de res).

+24% (incremento de granjas orgánicas de res 2016–2021) .

~7,000–7,500 granjas orgánicas en total (2021). Las de res ≈13% del sector orgánico.

Fuente: Elaboración propia con datos de SENASICA (México), USDA NASS/ERS (EE.UU.) y Statistics Canada/CFIA (Canadá).

Comparación de estándares clave: trazabilidad, alimentación, medicamentos y bienestar

Si bien los principios de la producción orgánica son similares en los tres países (por ejemplo, evitar agroquímicos, OGM y promover el bienestar animal), existen matices y alcances específicos en cada norma. A continuación, comparamos los estándares clave para carne orgánica de res en México, EE.UU. y Canadá.

Trazabilidad y control de la cadena

Trazabilidad se refiere a la capacidad de rastrear el producto orgánico desde el origen (rancho) hasta el consumidor final, asegurando que en cada eslabón se mantuvo la integridad orgánica. En los tres países, la trazabilidad es un pilar fundamental de la certificación:

  • En México, el Plan Orgánico que el productor elabora incluye el historial de manejo de los últimos 3 años, la identificación de los animales (origen, aretes, lotes) y los registros de todas las actividades e insumos en la unidad de producción. Los organismos certificadores y SENASICA pueden auditar estos registros en cualquier momento. Para grupos de pequeños productores, existen sistemas de control interno para verificar el cumplimiento en cada unidad (de acuerdo al capítulo XIV de los Lineamientos).

  • En EE.UU., el USDA exige registros completos de cada etapa: desde la finca de cría, los proveedores de forraje, hasta el sacrificio y empaque. Cada operación certificada tiene un Organic System Plan que detalla cómo se mantiene la separación entre producto orgánico y convencional, y cómo se previene la contaminación. A partir de 2023, el USDA implementó la norma de Strengthening Organic Enforcement (SOE) que refuerza la trazabilidad en la cadena comercial, requiriendo que todos los eslabones (incluyendo traders y brokers) estén certificados o registrados, y realizando auditorías de trazabilidad basadas en riesgo para detectar posibles fraudes. Esto implica que se pueden seguir los movimientos de un lote de ganado o de carne orgánica a través de facturas, certificados y lotes, hasta corroborar su origen.

  • En Canadá, los certificadores acreditados por CFIA igualmente demandan un rastro documental robusto. Cada animal orgánico suele llevar identificación (arete o tatuaje) vinculada a registros de manejo orgánico. Durante la inspección anual, el productor debe presentar registros de compra de insumos orgánicos, bitácoras de alimentación diaria, tratamientos veterinarios, movimientos de ganado, etc. Los estándares canadienses especifican que se deben prevenir mezclas con animales no orgánicos y limpiar adecuadamente instalaciones comunes. Al exportar o mover productos orgánicos entre países, se extiende un certificado de transacción internacional para asegurar la trazabilidad entre sistemas (por ejemplo, cuando Canadá exporta a México bajo su acuerdo de equivalencia, se incluye un formulario O-SQ-F03 de SENASICA para avalar los términos del MOU).

En resumen, la rigurosidad en trazabilidad es alta en los tres países: se aplican inspecciones anuales y ocasionalmente auditorías sorpresa; los registros deben conservarse por varios años; y cualquier incumplimiento en la documentación puede llevar a sanciones o suspensión de la certificación. Esto salvaguarda la credibilidad de la etiqueta orgánica frente a los consumidores.

Alimentación orgánica y uso de forrajes (no transgénicos)

La alimentación del ganado es uno de los aspectos más regulados:

  • Proporción de forraje y pastoreo: Tanto en EE.UU. como en Canadá, se exige que los bovinos en producción orgánica obtengan una porción significativa de su dieta mediante pastoreo directo. Específicamente, la regla establece un mínimo de 30% de la materia seca de la dieta proveniente de pastos durante la época de pastoreo, la cual debe durar al menos 120 días al año. México, si bien no fija numéricamente el 30%, en sus lineamientos indica que el ganado herbívoro debe tener acceso a pastizales y dietas basadas predominantemente en forrajes (concentrados orgánicos solo como complemento). Además, México adopta el límite de carga animal de 170 kg de nitrógeno por hectárea*año (equivalente a aproximadamente 2 bovinos adultos por ha) para evitar el sobrepastoreo. Esto implica que cada animal debe disponer de suficiente terreno de pasto para cubrir sus necesidades alimenticias sin degradar el agostadero. Los tres estándares prohíben el uso de alimentos de origen animal en la dieta (harinas de carne, sangre, etc. están prohibidas).

  • 100% orgánico y sin OGM: En México, EE.UU. y Canadá, todos los ingredientes del alimento deben ser orgánicos certificados. Si se usan suplementos vitamínicos o minerales, estos no deben contener portadores o aditivos prohibidos (por ejemplo, melaza o aceite deben ser orgánicos si se usan como portadores). Los cultivos transgénicos están prohibidos en la producción orgánica por definición; esto incluye al maíz, soya u otros granos que se den de comer a las reses – deben provenir de semilla no transgénica y cultivo orgánico. En México, la LPO explícitamente prohíbe OGM en la operación orgánica; en EE.UU., el NOP los clasifica como “excluded methods”, y en Canadá igualmente están vetados. Por lo tanto, la carne orgánica proviene de ganado alimentado con dietas libres de pesticidas sintéticos y sin rastro de biotecnología transgénica.

  • Conversión de praderas y ganado: Para que un bovino pueda considerarse orgánico, su alimentación debe ser orgánica desde el vientre materno (último tercio de gestación de la madre en manejo orgánico). Esto significa que una vaca preñada debe llevar al menos 3 meses consumiendo alimento orgánico antes de parir, para que su cría nazca “orgánica”. Si se introducen animales jóvenes de sistemas convencionales, deben pasar por un período de transición en el cual se alimentan orgánicamente por mínimo 12 meses antes de poder ser sacrificados y vendidos como orgánicos (en EE.UU. y Canadá). México en sus lineamientos también contempla períodos de transición similares para introducción de ganado convencional a rebaños orgánicos. Asimismo, la tierra de pastoreo y los cultivos forrajeros deben haber estado mínimo 36 meses libres de sustancias prohibidas antes de cosecharse como orgánicos. Esto obliga a planificar con anticipación la conversión de ranchos convencionales.

En síntesis, la dieta orgánica estricta es un requisito común: no solo se trata de evitar piensos convencionales, sino de proveer un régimen lo más natural posible (pasto, leguminosas, henos) y garantizar que ningún residuo químico o transgénico entre en la cadena alimenticia del animal. Esto se traduce en costos más altos (los alimentos orgánicos pueden costar de 1.5 a 2 veces más que los convencionales), pero es la base para poder etiquetar la carne como 100% orgánica.

Uso de antibióticos, medicamentos y hormonas

El manejo sanitario en sistemas orgánicos se enfoca en la prevención (mediante buenas prácticas, vacunas permitidas, fitoterapia, etc.), dado que limita fuertemente las medicinas convencionales. Comparativa de las normas:

 

  • Antibióticos: Los tres países prohíben el uso de antibióticos como promotor de crecimiento o de manera preventiva. En México, la legislación establece claramente: “queda prohibida la utilización de medicamentos alopáticos de síntesis química o antibióticos como tratamiento preventivo”. Solo pueden usarse cuando los métodos alternativos no funcionen y siempre bajo supervisión de un veterinario, documentando la justificación. De igual forma, en EE.UU. cualquier uso de antibióticos descalifica al animal de la certificación orgánica – ni la carne ni derivados de un animal tratado pueden venderse como orgánicos. Canadá sigue un criterio semejante: los estándares canadienses prohíben antibióticos, con la salvedad de que si un animal orgánico requiere antibiótico para salvar su vida, se le administra pero entonces ese animal sale del programa orgánico (no puede retornar a la cadena orgánica). México permite una flexibilidad ligeramente mayor alineada con la norma europea: un solo tratamiento con antibiótico en el año podría aceptarse (por ejemplo, en caso de emergencia), pero si un animal recibe una segunda ronda de antibióticos en su vida productiva, entonces ni el animal ni sus productos podrán ya comercializarse como orgánicos. En la práctica, muchos productores optan por retirar del programa a cualquier bovino tratado incluso una vez, para evitar riesgos.

  • Hormonas y promotores de crecimiento: Están totalmente prohibidos en los sistemas orgánicos de los tres países. Esto incluye hormonas sintéticas como la somatotropina bovina recombinante (rBST) en ganado lechero, los implantes de estrógeno/andrógeno en engorda, beta-agonistas como el clembuterol, y cualquier fármaco cuyo fin sea acelerar el engorde o rendimiento más allá de lo natural. México acata la prohibición internacional dictada por la OMC desde 1998 sobre uso de hormonas en carne. Tanto USDA como CFIA también prohíben expresamente hormonas en sus normativas orgánicas. Los productores orgánicos deben basar el crecimiento de sus animales únicamente en una buena nutrición y genética, aceptando que la ganancia de peso será más lenta que en sistemas convencionales con anabólicos.

  • Otros fármacos y sustancias vet.: Se prohíben coccidiostatos, antiparasitarios sintéticos de rutina, medicamentos veterinarios no aprobados y cualquier sustancia que deje residuos tóxicos. En orgánico solo se permiten ciertas sustancias en caso necesario, por ejemplo desparasitantes cuando la infestación amenaza la salud del animal, y aun así muchos tienen periodos de retiro largos y restricciones (algunos antiparasitarios están prohibidos totalmente en México y solo unos pocos permitidos en EE.UU./Canadá con supervisión). También, no se permiten tranquilizantes para manejo, ni sustancias para provocar abortos o sincronizar celos, etc., a menos que sean tratamientos médicos justificados.

En resumen, la rigurosidad en este aspecto es alta en los tres países: la filosofía es que un animal orgánico debe crecer sin ayudas químicas. Esto presenta retos en salud (el ganadero orgánico debe aplicar más manejo preventivo), pero asegura al consumidor una carne libre de residuos de antibióticos y hormonas. Por ello, la normativa enfatiza que si un animal enferma, “las enfermedades se tratarán inmediatamente para evitar sufrimiento; se podrán usar medicamentos alopáticos incluyendo antibióticos, de ser necesario… pero está prohibido su uso como preventivo”, dejando claro que primero está el bienestar animal, aunque eso implique retirar al ejemplar de la línea orgánica.

Bienestar animal y acceso a pastizales

El componente de bienestar animal está integrado en los estándares orgánicos porque se considera que un manejo más natural no solo es ético, sino que contribuye a la salud general del hato. Vemos las principales exigencias:

  • Acceso al aire libre y pastoreo: Los tres esquemas requieren que los animales puedan estar al aire libre. En el caso de rumiantes (reses), el pastoreo en praderas es obligatorio durante gran parte del año. Como ya se mencionó, EE.UU. y Canadá cuantifican esto en al menos 120 días de pastoreo efectivo. México exige que “los animales en producción orgánica tengan acceso a zonas al aire libre, incluidas áreas de pastoreo, salvo en situaciones climáticas adversas o etapas específicas (como cuarentena)” – esto está alineado con principios internacionales. En sistemas orgánicos no es aceptable mantener al ganado confinado en corrales de engorda sin pisar el pasto: deben poder deambular, forrajear y ejercitarse libremente.

  • Espacio e infraestructura: Las normas mexicana y canadiense detallan métricas de espacio. Por ejemplo, en México una vaca de engorda de >350 kg debería contar con 5 m² en cobertizo y al menos 3.7 m² de área de ejercicio al aire libre (por cada 100 kg de peso, mínimo 0.75 m² adicionales). De igual forma, se especifica que los corrales tengan cama adecuada (paja u otro material orgánico) y drenaje. En EE.UU., la normativa original no daba cifras exactas de metros cuadrados, pero sí exige “espacio suficiente para libertad de movimiento y decúbito”, y recientemente se han propuesto reglas más explícitas. En 2017 el USDA intentó implementar la norma OLPP (Organic Livestock and Poultry Practices) que incluía métricas de espacio y otras mejoras de bienestar, pero su aprobación se retrasó; no obstante, muchas certificadoras y productores orgánicos ya siguen esas guías voluntariamente.

  • Prácticas de manejo: Está implícito en los tres estándares que se minimice el estrés y dolor. Procedimientos como descorne, castración o marcaje deben realizarse a edades tempranas o con anestesia/analgesia adecuada cuando sea posible. Por ejemplo, Canadá prohíbe descornar a bovinos mayores de cierta edad y sugiere métodos alternativos (uso de razas sin cuernos, etc.). México en sus lineamientos también desalienta la castración sin anestesia. Se obliga a que haya intervención veterinaria inmediata ante lesiones o enfermedad, contrario a algunos sistemas no orgánicos donde a veces no se trata a un animal por costoso – en orgánico, por ética, debe atenderse aunque se pierda la certificación de ese animal. La transportación y el sacrificio también deben cumplir lineamientos: evitar hacinamiento, usar métodos aprobados (insensibilización efectiva antes del sacrificio, por ejemplo).

  • Bienestar como parte de la certificación: Un punto importante es que en la certificación orgánica se evalúa no solo lo que come el animal sino cómo vive. Un auditor orgánico observará las condiciones del ganado: si está excesivamente flaco o sucio, si cojea, si el potrero está sobrepoblado o sin pasto suficiente, etc., puede levantar no conformidades. Así, cuestiones de bienestar (estado corporal, espacio, comportamiento) son consideradas indicadores del cumplimiento orgánico. Todos estos factores hacen que la producción orgánica tienda a ser de baja densidad (menos animales por hectárea), extensiva y con un trato personalizado del ganado.

En suma, las normas de bienestar animal en la producción de carne orgánica de México, EE.UU. y Canadá son comparables y van más allá de la ganadería convencional. Garantizan que la res orgánica haya vivido en pastos, con menor estrés y sin prácticas crueles, lo cual también se refleja en la calidad del producto final y en la confianza del consumidor.

Dificultades para obtener y mantener la certificación (especialmente en México)

Lograr y sostener una certificación orgánica de carne de res conlleva desafíos significativos, particularmente en entornos donde la industria orgánica aún está emergiendo. Destacamos las principales dificultades, haciendo énfasis en México:

  • Costo y complejidad del proceso: Convertir un rancho convencional en orgánico implica inversiones considerables. Se debe adoptar manejo holístico de pastizales, rotación de potreros, comprar solo insumos permitidos (que suelen ser más caros), y absorber el costo de la certificación en sí (pago de inspecciones anuales, análisis de laboratorio si se requieren, etc.). En México, muchos pequeños ganaderos carecen de capital o asesoría para esto. Además, como la red de proveedores orgánicos es limitada, conseguir forraje orgánico suplementario (por ejemplo, grano orgánico para engorda) puede ser complicado y costoso, a veces importándolo. Esto contrasta con EE.UU. y Canadá, donde existen más insumos orgánicos en el mercado local.

  • Escala pequeña y mercado incipiente: La demanda interna de carne orgánica en México es todavía muy reducida y de nicho. Esto significa que, tras certificar, el productor puede enfrentar dificultades para colocar su producto a un precio premium que justifique el esfuerzo. Muchos ven la exportación como la única vía rentable (por los mejores precios en EE.UU. o la UE), pero para exportar deben cumplir requisitos adicionales. Hasta hace poco, un ganadero mexicano que quisiera exportar carne orgánica a EE.UU. tenía que obtener doble certificación: la mexicana (LPO) y la del USDA, puesto que México no reconocía la equivalencia del estándar estadounidense. Esto implicaba duplicar trámites y gastos. (A partir de 2022, México exige que todos los productos orgánicos importados estén certificados bajo LPO, sin excepción, lo que en la práctica mantiene la necesidad de doble certificación para exportadores mexicanos, ya que Estados Unidos tampoco reconoce automáticamente la certificación mexicana). Con Canadá la situación mejoró en 2023 por el acuerdo bilateral de equivalencia, pero el mercado canadiense de carne es menor. En EE.UU. y Canadá, aunque existe un mercado orgánico más robusto, los productores aún dependen de obtener primas de precio del consumidor para cubrir sus costos más altos. Estudios de Iowa señalan que los productores de res orgánica suelen desarrollar contratos de venta a largo plazo con empacadoras o tiendas especializadas para asegurar la comercialización, ya que no pueden simplemente vender en el mercado convencional (perderían dinero). Esto indica que no es un mercado abierto, sino un programa con compradores específicos.

  • Conocimiento técnico y asesoría: Otro obstáculo en México es la falta de extensión técnica especializada en orgánicos. La ganadería tradicional de pequeña escala en muchas regiones del país ya es “natural” en ciertos aspectos (ganado en pastoreo extensivo que casi no recibe químicos); sin embargo, hay confusión entre productoressobre lo que significa realmente certificarse. Muchos piensan que por el solo hecho de criar sus animales sueltos y sin concentrados ya pueden ser orgánicos, “el hecho de que el ganado sea de libre pastoreo todo el año… no es condición para que deba ser automáticamente reconocido y certificado como orgánico”. Desconocen la necesidad de la documentación, de no usar medicamentos comunes, de alimentar solo con ingredientes orgánicos, etc. Esta brecha de conocimiento puede desanimar a productores que inicialmente se interesan pero se encuentran con un proceso burocrático y técnico complejo. En contraste, en EE.UU. existen más consultores, manuales (por ejemplo, el ATTRA publica guías de cómo certificarte) y hasta subsidios en algunos estados para costear la certificación orgánica, lo cual facilita la transición.

  • Mantenimiento de la certificación: Una vez obtenida, sostener la certificación año con año también es desafiante. Cualquier desvío puede resultar en una no conformidad: por ejemplo, si en México un inspector detecta un plaguicida prohibido en el pasto (deriva de fumigación de un vecino), podría suspender la certificación del potrero; o si se rompe la trazabilidad (p. ej., se compró un becerro sin comprobar que nació de madre orgánica), toda esa res no puede venderse como orgánica. Los ganaderos orgánicos deben ser extremadamente cuidadosos, mantener registros diarios, y estar preparados para inspecciones inesperadas. Esto puede ser engorroso para quienes no están habituados a llevar papeles. Adicionalmente, renunciar a ciertos medicamentos implica aceptar algunas pérdidas: por ejemplo, si ocurre un brote infeccioso, un productor orgánico tendrá que separar animales, usar remedios alternativos que pueden no ser tan efectivos, y en caso extremo perder la certificación de varios animales tratados. En regiones tropicales de México con alta presión de parásitos, lograr engordar ganado sin baños garrapaticidas químicos es complejo, por lo que la mayoría de iniciativas orgánicas se han dado en climas templados/secos del norte.

  • Apoyos y políticas: Aunque el gobierno mexicano ha impulsado la agricultura orgánica (vía SENASICA y algunos programas de fomento), la ganadería orgánica no ha recibido apoyos específicos fuertes. Por otro lado, en EE.UU. el USDA ha lanzado en años recientes programas de cost-share (reembolso de hasta 50-75% del costo de certificación) y capacitaciones para ganaderos orgánicos, reconociendo la demanda creciente. Canadá, a través de asociaciones como Canada Organic Trade Association, también ha brindado información y cierta asistencia. Esta diferencia en apoyo institucional influye en el número de operaciones certificadas.

  • Fiscalización y fraude: A medida que crece la industria orgánica, surgen también riesgos de fraude (productos vendidos como orgánicos sin serlo). En EE.UU. hubo casos sonados de importación fraudulenta de granos “orgánicos” que resultaron convencionales, afectando la confianza en la cadena. Esto llevó a la nueva normativa de cumplimiento orgánico ya mencionada (SOE) que endurece controles. En México, dada la escala pequeña, no se han documentado casos públicos de fraude en carne orgánica, pero existe el riesgo de uso indebido del término “orgánico” en el mercado local sin certificación (lo cual está penado por la LPO). La falta de vigilancia y conocimiento del consumidor puede permitir que se venda carne supuestamente orgánica sin aval; por ello, es importante fortalecer la inspección en puntos de venta y aumentar la visibilidad del distintivo oficial.

  • Perspectiva de productores: Algunos ganaderos orgánicos que han logrado certificarse han compartido sus experiencias en foros. Destacan que si bien es difícil, hay beneficios: acceso a mercados de exportación premium, mejora en la salud del hato (menos enfermedades crónicas al eliminar antibióticos constantes), y la satisfacción de producir de manera sostenible. Sin embargo, también señalan la falta de cadenas de valor integradas. Por ejemplo, en México un rancho orgánico puede producir becerros, pero ¿dónde cebarlos y sacrificarlos orgánicamente? Hay escasos rastros TIF certificados orgánicos o líneas segregadas. Esto obliga a que algunos orgánicos tengan que vender sus animales a intermediarios convencionales por falta de infraestructura dedicada, perdiendo el valor orgánico. Tales cuellos de botella desalientan a expandir la producción.

En conclusión, las dificultades en México van desde lo económico (costos, mercado), técnico (falta de insumos, capacitación) hasta estructural (poca demanda interna, políticas incipientes). En EE.UU. y Canadá, muchos de esos obstáculos se han ido resolviendo con el tiempo, pero aun así ser productor de carne orgánica requiere convicción y resiliencia ante los retos propios de criar animales sin las “muletas” de la ganadería industrial. Es por eso que el número de participantes crece lentamente a pesar del aumento en demanda.

¿Quién lidera en mejores prácticas y por qué?

Evaluar qué país lidera en mejores prácticas de certificación orgánica de carne de res puede hacerse desde distintos ángulos. A continuación, se discute el liderazgo en términos de rigor normativo, adopción por parte de la industria y mejoras continuas:

  • Rigor de estándares: En cuanto a la escritura de las normas, los tres países mantienen un nivel de exigencia muy alto y prácticamente equivalente en principios. De hecho, la equivalencia mutua entre EE.UU. y Canadá indica que se consideran igual de confiables sus estándares . México, a su vez, tomó como referencia la normativa de Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea al desarrollar la LPO y sus lineamientos, por lo que su marco regulatorio no se queda atrás en teoría. Es decir, en papel ningún país es ostensiblemente “menos riguroso”: todos prohíben los mismos insumos (con ligerísimas diferencias en listas permitidas), todos requieren 100% de alimentación orgánica, todos imponen periodos de conversión y verificaciones anuales. Se podría argumentar que Canadá/México detallan más explícitamente ciertas condiciones de bienestar (espacios mínimos por animal, etc.), mientras que EE.UU. ha sido pionero en exigir porcentaje de pastoreo y ahora refuerza mucho la trazabilidad. En ese sentido, Estados Unidos lidera en la implementación de medidas anticorrupción recientes (p. ej. exige que importadores y comercializadores se certifiquen también, cerrando brechas). Por otro lado, Canadáintegró desde el inicio en 2009 las mejores prácticas europeas en su norma, resultando en un estándar robusto que no ha tenido mayores escándalos. México cuenta con la base normativa sólida, pero su reto ha sido hacerla cumplir en campo con muchos menos recursos de inspección.

  • Cantidad de operaciones certificadas y mercado orgánico: Estados Unidos claramente lidera en escala: con más de 17 mil operaciones orgánicas (de todo tipo) y ventas minoristas de alimentos orgánicos por encima de $52 mil millones de dólares en 2021 , es el mercado más grande. Esto ha generado un ecosistema donde las mejores prácticas se difunden más rápidamente (por ejemplo, existen cooperativas de productores orgánicos, certificadoras especializadas en ganadería, etc.). Canadá, aunque su mercado es más pequeño, tiene una mayor proporción de ganaderos de res participando (1.6% vs <0.1% en MX y <0.5% en USA), lo que sugiere que entre quienes pueden hacerlo, Canadá está logrando atraer productores a lo orgánico más exitosamente. México por ahora está muy atrás en adopción: lidera en número de productores orgánicos en ciertos rubros (es de los países con más productores orgánicos de miel y café en el mundo), pero en carne de res casi no tiene presencia aún. Por ende, en términos de difusión de la práctica orgánica en ganadería, podríamos decir que Canadá lleva la delanteraproporcionalmente, seguido de EE.UU., mientras que México tiene mucho camino por recorrer.

  • Enfoque en mejora continua: Un líder en mejores prácticas no solo cumple los estándares mínimos sino que busca elevarlos. En este aspecto, EE.UU. ha invertido en actualizar sus normas. Por ejemplo, la regla de bienestar animal OLPS (que sustituye a la OLPP) está en proceso para fijar requisitos más estrictos sobre manejo de aves y ganado (como espacio por ave, prohibición de jaulas, etc.), lo que una vez finalizada colocará al sello USDA Organic con criterios de bienestar más altos que los actuales convencionales y casi a la par de sellos voluntarios de bienestar. Canadá actualiza sus estándares aproximadamente cada 5 años, y en 2020 hizo revisiones para aclarar porcentaje de forraje diario, manejo de brotes de enfermedades, etc., mostrando compromiso de mantener el estándar confiable. México, aunque actualizó sus lineamientos en 2019, ha enfrentado más dificultades en la aplicación; no obstante, ha dado un paso importante al buscar equivalencias internacionales (con Canadá) y al exigir la certificación LPO para importaciones, lo que fortalece el sistema local al impedir entrada de productos orgánicos de dudoso control. En términos de fiscalización, SENASICA también ha comenzado a implementar controles más estrictos en respuesta a recomendaciones (por ejemplo, estableciendo un sistema electrónico de trazabilidad para productos orgánicos nacionales).

  • Liderazgo en resultados y confianza: Una forma de medir “mejores prácticas” es considerar qué sistema entrega con mayor confiabilidad el producto prometido al consumidor. En este sentido, hasta ahora los tres sistemas han mantenido en alto la confianza del público, con contadas alertas de fraude. Dicho esto, Estados Unidos al tener mucha mayor cantidad de producto, ha enfrentado más retos (p.ej. denuncias de feedlots orgánicos que no daban suficiente pasto, fraude en granos importados). La respuesta ha sido mejorar la regulación, lo que indica capacidad de adaptación. Canadá ha tenido menos incidentes reportados, quizás por la escala menor y un control más centralizado vía CFIA. México al ser más nuevo y pequeño, no ha tenido incidentes de alto perfil, pero esto es en parte porque su volumen es bajo; el verdadero reto vendrá si logra expandir su mercado orgánico interno, ahí la vigilancia será crucial.

En conclusión, Estados Unidos puede considerarse líder global en certificación orgánica por la amplitud de su programa y su influencia en estándares internacionales (su sello USDA Organic es reconocido mundialmente). Canadá no se queda atrás, pues sus prácticas son prácticamente igual de buenas y su adopción en ganadería es mayor en términos relativos; además, Canadá suele ocupar los primeros lugares en índices de calidad alimentaria, lo que se refleja también en su sector orgánico. México está rezagado en la práctica, pero tiene el potencial de mejorar: cuenta con un marco normativo comparable al de sus socios de Norteamérica, y algunas regiones del país podrían capitalizar su ganadería extensiva natural para convertirse en productores orgánicos destacados si se les apoya adecuadamente. Por ahora, sin embargo, México no lidera sino que aprende de las mejores prácticas de EE.UU. y Canadá, mientras construye la infraestructura y confianza en su propio sistema.

Cabe notar que desde la perspectiva de sustentabilidad, algunos críticos señalan que la carne orgánica no necesariamente implica menores impactos ambientales que la convencional. Un estudio publicado en Nature Communications (2021) encontró que “el daño climático causado por la producción de carne orgánica es tan alto como el de la carne convencional”, debido en parte a que al no usar fertilizantes sintéticos en praderas orgánicas, se requieren más reses y más tiempo para obtener la misma cantidad de carne, lo cual genera emisiones similares . No obstante, ese mismo estudio reconoció beneficios ambientales de la producción orgánica en otros ámbitos (menos contaminación de agua, mejor salud de suelos, etc.). En cuanto a bienestar animal, sí hay consenso en que las prácticas orgánicas son superiores. Por ello, cuando hablamos de “mejores prácticas”, hay que considerar un balance integral: bienestar, salud, sustentabilidad y viabilidad económica.

Conclusiones

La certificación de carne de res orgánica en México, Estados Unidos y Canadá comparte un objetivo común: asegurar al consumidor que la carne proviene de un sistema limpio, responsable y transparente. Cada país ha desarrollado un esquema regulatorio que, con sus particularidades, cubre requisitos estrictos de trazabilidad, alimentación orgánica, prohibición de antibióticos/hormonas y bienestar animal.

  • México ha avanzado en establecer la normativa (LPO) y en incrementar poco a poco el número de operaciones certificadas, pero enfrenta retos importantes para masificar la ganadería orgánica de res. La falta de insumos orgánicos disponibles, la escasa demanda interna y la necesidad de mayor asesoría técnica son factores a superar. Las experiencias hasta ahora muestran que es posible producir carne orgánica de alta calidad en México (hay ranchos certificados exportando a nichos gourmet), pero se requiere un impulso sostenido y políticas de apoyo específicas para que más ganaderos adopten estas prácticas.

  • Estados Unidos, con dos décadas de experiencia en orgánico, ha logrado integrar las mejores prácticas en un mercado extenso. Su certificación USDA Organic en carne de res es rigurosa y está respaldada por un sistema de control en mejora continua. Los productores estadounidenses han sabido organizarse (cooperativas, contratos) para abastecer una creciente demanda de consumidores preocupados por la salud y el medio ambiente. Las lecciones aprendidas allá –por ejemplo, la importancia de la transparencia y combatir cualquier fraude– sirven de modelo para otros países.

  • Canadá ha demostrado que, aun con una industria cárnica más pequeña, se pueden alcanzar altos estándares y una adopción relevante de la producción orgánica. La coordinación entre gobierno y sector orgánico en Canadá ha generado confianza en su sello (Canada Organic) y ha facilitado el comercio tanto con EE.UU. como recientemente con México, posicionando a Canadá como un referente en calidad orgánica.

En definitiva, ¿quién lidera? Si se mide en escala e influencia global, Estados Unidos lidera; si se mide en proporción de ganaderos implicados y claridad normativa, Canadá tiene un liderazgo técnico equiparable; México todavía está construyendo ese liderazgo en la región. Lo importante es que los tres países están comprometidos con estándares altosy, mediante la cooperación (por ejemplo, armonizando estándares y reconociendo equivalencias), se impulsa una mejora colectiva.

El consumidor norteamericano hoy puede encontrar carne orgánica certificada producida en cualquiera de los tres países con la confianza de que se han seguido lineamientos estrictos. A futuro, se espera que México pueda aumentar su participación y quizás aprovechar su rica tradición ganadera para aportar carne orgánica de res en mayor volumen, lo cual beneficiaría tanto a productores (con mejores precios y acceso a mercados) como a consumidores (con más oferta de alimento saludable y sustentable). Las mejores prácticas seguirán evolucionando –incorporando nueva ciencia sobre bienestar animal, huella de carbono, etc.– pero la base sólida ya está establecida en Norteamérica gracias a estas certificaciones. Cada país, aprendiendo de los otros, podrá fortalecer su propio programa orgánico y contribuir a un sistema alimentario más sostenible en la región.


Referencias:

 

  • Lineamientos y preguntas frecuentes de la Ley de Productos Orgánicos (México); periodo de conversión orgánica; prohibiciones de antibióticos y tratamientos preventivos; restricciones de tratamientos veterinarios en orgánico (México); densidad de carga y espacio en ganadería orgánica (Mx).

  • Estándares del USDA Organic (NOP) – requisitos de alimentación, salud y bienestar; datos de operaciones orgánicas y crecimiento en EE.UU.; estadísticas de ganado orgánico (vacas de carne) en EE.UU.; análisis de mercado orgánico (USDA ERS).

  • Estándares del Canada Organic Regime – porcentaje mínimo de forraje de pastoreo; política de no antibióticos en animales orgánicos (Canadá); datos del Censo Agropecuario 2021 sobre ganaderías orgánicas de res en Canadá .

  • Reportes y acuerdos internacionales: Equivalencia orgánica EE.UU.–Canadá ; Comercio orgánico México–EE.UU. (reconocimiento y certificación); Equivalencia Canadá–México.

  • Experiencias y análisis: Caso de Iowa en ganadería orgánica (necesidad de contratos, crecimiento de granjas); desafíos para productores mexicanos (confusión sobre orgánico); esfuerzos de trazabilidad y cumplimiento (USDA SOE); estudio comparativo de impacto climático de la carne orgánica vs convencional .

 

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